Patrimonio de la Humanidad
El área de Caral fue declarada Patrimonio de la
Humanidad por el Comité del Patrimonio Mundial de la Unesco el 28 de junio de 2009
en Sevilla, con ocasión de su trigésima tercera
sesión ordinaria. Se reconoció así que caral es distinguido por su antigüedad,
complejidad arquitectónica con edificios piramidales, plazas, su diseño y la
extensión urbana.
De esta manera, Caral se añade a los otros 10 sitios turísticos ya
reconocidos como Patrimonio
de la Humanidad en el Perú como el centro histórico de Lima, las
ruinas de Machu Picchu, etc.
Caral
Se ha planteado sobre Caral que fue sede de una comunidad formada por
varios linajes y dirigida por las cabezas o
representantes de dichos linajes (Shady, Dolorier y Casas 2000) en donde uno de
ellos sería el "principal" (Curaca) y los otros sus contrapartes. Los Curacas de estos
linajes conducirían y organizarían la vida de los habitantes de las diversas
ciudades y pueblos contemporáneos a Caral como Áspero, Allpacoto,
Miraya, Kotosh y La Galgada, entre otros.
Todos ellos compartían una misma tradición y formaron una amplia y bien
organizada red de reciprocidad e intercambio (Shady, Dolorier y Casas 2000).
Caral debió ser la cabeza de toda esta red de poblaciones costeñas.
Escalinata en el Templo del Altar Circular.
Lo que mantuvo unido a la población de Caral fue la religión, que se usó
como medio de cohesión y coerción social (Shady 2004). La religión en esa época
fue la política del estado para el control de la población (Shady 2004), de la
producción de bienes y su circulación. Ello está representado en los grandes
monumentos de carácter religioso (las pirámides) con sus plazas, atrios y
altares del fuego sagrado en donde se llevaron a cabo las diferentes
festividades del calendario ceremonial, símbolo de su identidad cultural (Shady
2004). Las periódicas reuniones y actividades conjuntas como la renovación de
las pirámides permitían el reconocimiento del poder y fortalecían la identidad
cultural (Shady 2004).
Todo lo anterior es la base de la civilización andina y están presentes
en Caral como los exponentes más antiguos de las principales instituciones de
la época prehispánica, como la reciprocidad (sistema de intercambio y
circulación de bienes y servicios), el calendario ceremonial (ligado a la
producción, el cultivo y la pesca) o la construcción y renovación de los
templos, entre las más destacadas. La música ocupó tambien un rol importante en
esta cultura.
Caral es presentada como "la primera civilización de América",
tal como lo explican Ruth Shady y Christopher kleihege. Según dichos autores,
en Caral "La obra arquitectónica en la ciudad y en el campo y los
materiales asociados evidencian una organización social compleja en tres
estratos jerarquizados, la población mayoritaria,...los especialistas,...y las
autoridades conductoras de lo terrenal y lo espiritual en el centro
urbano."
Etimología
En los años 70 del siglo XX el lingüista Alfredo Torero publicó que el idioma quechua habría tenido su origen en los valles de Supe, Fortaleza y Pativilca. Esta afirmación la hizo después de estudiar la toponimia (nombres de los lugares) de los tres valles. Caral, nombre del centro poblado cercano al sitio arqueológico, aparece mencionado en los procesos de idolatrías del siglo XVII en Cajatambo. Es posible que Caral sea un nombre quechua. Sobre su significado no hay acuerdo, aunque algunos lingüistas han propuesto que significa "fibra" o "junco".
Cerámica
En general se considera la cultura como precerámica , es decir, no usaban el calor para transformar la arcilla aunque si parece ser que modelaban pequeños ídolos dejando secar simplemente al sol.
Descubrimiento arqueológico
En 1905, Max Uhle investigó Áspero, un asentamiento precerámico situado en el litoral del valle de Supe, a 23 km de Caral. Julio C. Tello exploró el mismo lugar en 1937. No hay evidencias que ellos se adentraran en el valle de Supe y, por lo tanto, que llegaran a conocer Caral.
El primero que llamó la atención sobre Caral fue el viajero estadounidense, Paul Kosok. Él visitó el lugar juntamente con el arqueólogo estadounidense Richard Schaedel, en 1949. En su informe, publicado en el libro "Life, Land and Water in Ancient Peru", en 1965, mencionó que Chupacigarro (como se le conocía a Caral entonces) debía ser muy antiguo, pero no pudo explicar su antiguedad.
En 1975, el arquitecto peruano Carlos Williams hizo un detallado registro de la mayoría de los sitios arqueológicos en el valle de Supe, entre los cuales registró a Chupacigarro Grande (denominación con la que entonces se conocía al actual sitio arqueológico de Caral), a partir del cual hizo algunas observaciones sobre el desarrollo de la arquitectura en los Andes. Lo presentó primeramente: en el artículo "Arquitectura y Urbanismo en el Antiguo Perú", publicado en 1983 en el tomo VIII de la serie "Historia del Perú" de la editorial Juan Mejía Baca. Y, después, en el artículo "A Scheme for the Early Monumental Architecture of the Central Coast of Peru", escrito en 1985 en el libro "Early Ceremonial Architecture in the Andes".
En 1979, el arqueólogo francés Frederic Engel visitó el lugar, excavó y levantó un plano del mismo. En su libro "De las Begonias al Maíz", publicado en 1987, Engel afirmó que Chupacigarro Grande (Caral) pudo haber sido construido antes de la aparición de la cerámica en los Andes (1800 a.C.). Sin embargo, los arqueólogos andinos asumieron que el asentamiento era "acerámico", es decir, que había sido construido por una población que no utilizaba la cerámica, aunque ya se conocía en otros lugares de los Andes.
En 1994, Ruth Shady recorrió nuevamente el valle de Supe y reidentificó 18 sitios con las mismas características arquitectónicas, entre los cuales se encontraban los cuatro conocidos como Chupacigarro Grande, Chupacigarro Chico, Chupacigarro Centro y Chupacigarro Oeste. Para diferenciarlos Shady los denominó, Caral, Chupacigarro, Miraya y Lurihuasi. Caral, Miraya y Lurihuasi son los nombres quechua de los poblados más cercanos a los sitios. Chupacigarro es el nombre español de un ave del lugar.
El equipo dirigido por Shady excavó en Caral, a partir de 1996. Ella presentó sus datos, por primera vez, en 1997, en el libro "La Ciudad Sagrada de Caral-Supe en los albores de la civilización en el Perú". En ese tratado sustentó abiertamente la antigüedad precerámica de Caral, afirmación que consolidó de manera irrefutable en los años siguientes, a través de excavaciones intensivas en el lugar.
El Proyecto Especial Arqueológico Caral-Supe está a cargo de los trabajos de investigación y restauración en Caral, así como de los asentamientos coetáneos de Áspero, Miraya y Lurihuasi. La arqueóloga Ruth Shady, viaja al valle para continuar el trabajo de las excavaciones en esta parte del país
Antigüedad
Caral se ha confirmado a través de 234 fechados radio carbónicos realizados en los Estados Unidos. Según éstos, Caral tiene una antigüedad promedio que data de 5000 años aproximadamente, cuando en el resto de América el desarrollo urbano comienza 1550 años después. El hallazgo de Caral cambia los esquemas que hasta ahora se tenían sobre el surgimiento de las antiguas civilizaciones en el Perú.
Hasta hace poco se consideraba a Chavín de Huántar como uno de los focos culturales de más vieja data en el Perú, con un máximo de 1500 años a.C.
Población
Los cálculos más conservadores estiman que la ciudad sagrada de Caral albergó de 1000 a 3000 habitantes.
Extensión
Caral ocupa 66 hectáreas, divididas en dos zonas, una central y la otra periférica.
Ciudad sagrada
Se le ha llamado también ciudad sagrada ya que fue en una época en que por primera vez las sociedades peruanas tuvieron un gobierno central,en donde se establece el estado y se utiliza la religión como medio de afirmación.
Todo lo que se ha excavado en la ciudad está impregnado de religiosidad. Hay muchos fogones construidos para ofrendas. Hay señales de posibles rituales en cada lugar. No solamente en las áreas de espacio público o en los templos sino incluso en las casas.
Quipu
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